lunes, 28 de septiembre de 2009

PAIS.....

No quiero caer en el pesimismo, lucho contra ello con todas mis fuerzas, pero realmente a veces cuesta no dar mi brazo a torcer, continuar beligerante y no conformarme con lo que hay.
Muchas veces justifico todo lo que en este país sucede porque nuestra democracia aún está comenzando a andar. Aunque treinta y dos años puedan parecer muchos, en la vida de un país esto no significa gran cosa si vienes de la cueva donde España se pasó encerrada casi cuarenta años por decisión de un energúmeno que la situó de espaldas a Europa y el mundo.
La democracia española aún tiene mucho que caminar e indefectiblemente mucho que mejorar, pero aún es rehén de su historia y alberga vicios de los que debería zafarse antes de que se enquisten. Al ciudadano español el hecho de votar en unas elecciones le sigue pareciendo algo anecdótico, no un derecho o incluso un deber, sino algo que sucede cada cierto tiempo. Por eso asume en muchos casos cierto grado de corrupción mientras las cosas marchen bien, no es exigente con aquellos que le gobiernan - siempre que aquellos hayan sido su elección en la urna - y afirma sin ningún tapujo que eso de la política no va con él. Gran culpa de esta desidia es de los propios políticos, que con la vacuidad de su discurso fomentan el hartazgo de unos votantes, y de este modo su apoltronamiento continuará durante décadas.
Tenemos en España dos grandes partidos que se reparten el pastel del congreso con posiciones conservadoras y sin grandes alardes de atrevimiento para evitar perder su coto de votos. Por un lado tenemos al pp, heredero de una derecha inmovilista en el tiempo y en las ideas, regido por principios de centralismo, ultraliberalismo, religiosidad y moral que no caben en una sociedad actual; la cual camina hacia el pluralismo, el laicismo en las instituciones y que demanda un mayor control en la economía por parte de aquellos que gobiernan. Por el otro lado está el psoe, el cual de vez en cuando se aventura a cambiar leyes ancladas en el pasado y muestra cierta voluntad de avance; pero que ante el lastre que supone el conservadurismo de una España que aún alberga reminiscencias de un pasado carente de democracia y ante el riesgo de una perdida de votos, se queda en medias tintas y acaba llevando a cabo una política incongruente y llena de vayvenes, que poco o nada tiene que ver con las siglas y la historia que representa o con aquello que los españoles quieren y esperan de su gobierno.
¿Pero qué hay más allá de estos dos partidos? Uno es más conocido por el nombre de su cabeza de lista que por aquello que representa, lo que ya de por sí habla de qué tipo de partido estamos hablando; un partido que ha intentado pescar seguidores en el desencanto del votante utilizando la demagogia y el sensacionalismo. También hay una izquierda des-unida, que vive lastrada por la falta de una adecuación de su ideología al tiempo actual, por la falta de un lider que sepa explicar sus preceptos y por una lucha interna que parece no tener fin. La ley d´hont penaliza a ambos partidos y favorece a los dos primeros, lo que les da la excusa perfecta para evitar sustituirla.

Cada uno de los ciudadanos debemos ser partícipes de la vida política, fomentando el debate y la discrepancia y creyéndonos que somos realmente nosotros quienes ponemos y quitamos a los políticos de las instituciones; que ellos, al fin y al cabo, están ahí para servirnos y no para servirse. Un país tiene los políticos que se merece y si los ciudadanos no somos los primeros en cuestionar aquello que hacen, ellos desde luego que no serán quienes lo hagan.
Lo dicho: "país....."

1 comentario:

Rubén Rodríguez Olivares dijo...

Macho, como se te va la cabeza, pero que razón tienes. La verdad es que este País, está muy mal, políticamente y sobre todo por la poca inquietud de la población española.
Muy bueno tu entrada.