jueves, 27 de junio de 2013

EL RAPTO DE EUROPA

No, no estamos hablando de la joven fenicia que fue seducida y secuestrada por Zeus transformado en toro y que Tiziano plasmó en una de sus obras más conocidas. Hablamos de la Europa que un día fue un sueño y a la que la pesadilla de las guerras de la primera mitad del siglo XX despertaron abruptamente. La Europa que se levantó sobre sus cenizas aún humeantes y volvió a soñar con una sociedad más justa e igualitaria en la que sus gentes pudieran convivir en paz y prosperar, y sus derechos y servicios fundamentales fueran garantizados por sus respectivos estados.
Esta Europa, que con mucho esfuerzo y sacrificio avanzó hacía altas cotas de bienestar, está retrocediendo sobre sus pasos y desandando lo que tanto costó andar. Ha sido secuestrada por ese ente abstracto que son los mercados, un enemigo que no es físico, al que no puedes atacar o herir, pero al que con leyes y regulaciones sí es posible mantener a raya. Si se quiere, claro, pues sus redes se han extendido por los gobiernos de los diferentes estados ocupando un espacio que pertenece a todos los ciudadanos, pudiendo así legislar en su propio beneficio.
Europa agoniza en su reclusión, asistimos impávidos a como esto sucede ante nuestras propias narices y vemos como nuestras proclamas son ignoradas por aquellos que presos de una especie de Síndrome de Estocolmo empatizan con sus captores y olvidan a quienes realmente representan.
Se antoja fundamental desplazar del poder a quienes se están mostrando inútiles para poner en su sitio estos "intereses de unos pocos que acaban decidiendo el futuro de la mayoría", para que luego la POLÍTICA, con mayúsculas, haga su trabajo y rescate a la bella Europa de las garras de aquellos que nos la arrebataron, nos la devuelva a los ciudadanos y recuperemos ese sueño que un día fue y quieren hacernos olvidar. 

domingo, 2 de junio de 2013

UNA PROPOSICIÓN INDECENTE

Sólo así se puede calificar la propuesta que ha hecho el gobernador del Banco de España, Luis Linde, de crear contratos al margen de convenios o sin la traba de un salario mínimo interprofesional. Contratos, en definitiva, alejados de toda restricción legislativa laboral.
Seguro que muchos empresarios celebraron lo que Luis Linde manifestó; es más, posiblemente fuera él el elegido por la propia patronal para actuar de portavoz suyo y dar voz a una propuesta que ni ellos mismos se atreven a poner sobre la mesa.
¿Cual será la siguiente? ¿Ofrecer trabajo a cambio de tres platos de comida al día? O, a cambio de una jornada más extensa, incluir un pequeño catre en un barracón donde, hacinado junto a a otros compañeros de trabajo, poder descansar unas horas antes de comenzar una nueva jornada.
Las soluciones al problema del empleo en España, a cada cual más lamentable, son unidireccionales, todas parte de una estrategia perfectamente definida que consiste en reducir los derechos y los emolumentos de los trabajadores al tiempo que, inspiradas en el dogma liberal del "laissez faire", se eliminan restricciones al empresario. Soluciones que se está demostrando sólo sirven para empobrecer a los primeros al tiempo que los segundos aumentan su riqueza y su poder.
Es preciso un cambio de rumbo en la legislación y en la cultura empresarial. El recurso humano, mayormente visto por ésta como un mal menor, es, al contrario, un bien necesario e imprescindible para que una empresa funcione. Un trabajador feliz, descansado y motivado siempre rendirá más que uno descontento, agotado y desmotivado.
Una cosa que ni los empresarios ni quienes legislan parecen querer entender.