sábado, 9 de octubre de 2010

HAY QUE CAMBIAR EL RUMBO

Ya parece que hayamos olvidado que fueron los desmanes del actual sistema los que nos abocaron a la contingencia económica en la que nos vemos inmersos desde hace ya cerca de dos años. Hemos claudicado ante él y se han abandonado ideas acerca no ya siquiera de cambiarlo, sino que incluso nos abrazamos a éste como el salvavidas que nos rescatará, otorgando mayor poder y fortaleciendo a aquelllos que han sido los grandes culpables de todos los problemas acontecidos. Este hecho, que los causantes de todo acaben emergiendo como los grandes salvadores e incluso aumentando su poder, realmente da que pensar que todo haya sido escrupulosamente premeditado.
Hay que cambiar el rumbo de los acontecimientos, en algún momento alguien deberá plantarle cara y atreverse a emprender acciones como regular la banca o fiscalizar y mirar con lupa las transacciones bancarias, perseguir los paraisos fiscales y vigilar las actividades de las sicav y los fondos de inversión. ¿Alguien tendrá la valentía de nacionalizar y poner al servicio del ciudadano determinadas actividades económicas que en manos privadas sólo alientan la especulación?.
La respuestas quedan, al igual que cada pregunta formulada, en el aire. Nadie osa desviar la política del pais que gobierna del sistema imperante. Para ello se precisa de una economía que te permita sobrevivir al aislamiento al que seguro intentarán abocarte los gregarios del FMI.
No es el caso desgraciadamente de España, nuestra industria está a unos niveles bajos en comparación con los paises de nuestro entorno y precisamos de éstos para que nuestra economía esté saneada. Por eso la crisis nos afecta en mayor envergadura, ya que necesitamos que ellos salgan primero para así subirnos al remolque del que luego tirarán. Romper esta dependecia lleva un tiempo, cambiar un modelo económico no se hace en dos días y si se comienzan a sentar bases para ello y la derecha vuelve al poder aplicará sus recetas de siempre, lo andado se desandará y se volverán a crear gigantes con piés de barro sin preocuparse de sentar bases para un futuro.
Aún así se esperaba de un gobierno socialista políticas menos complacientes con la banca y la gran empresa y más próximas al ciudadano de a pié. Si desarrollamos unos ajustes pensando en el futuro todos deberían ser partícipes y todos deberían sufrirlos, lo que aún está por ver, porque los únicos perjudicados por las reformas aplicadas por el gobierno hemos sido los trabajadores.
Por eso es el momento de legislar de acuerdo a unos principios, es el momento de atender los requerimientos de un pueblo que eligió a este gobierno con la esperanza de que el país creciera en una dirección y bajo un modelo concreto.
Por eso, aquellos que depositamos nuestra confianza en él queremos pensar que en algún momento vendrá la segunda parte de estas reformas, una segunda parte donde arrimen el hombro las grandes empresas, la banca y aquellos que ostentan mayor poder económico. Así, cuando en el futuro echemos la vista atrás y miremos con la perspectiva que da el tiempo quizás veamos estas reformas como algo positivo, lo que queda muy lejos de nuestro pensamiento hoy día.
Queda escasamente año y medio de legislatura y mucho por hacer para que aquellos que creemos en otra forma de hacer política volvamos a creer en un gobierno que a día de hoy parece haber perdido completamente el rumbo y la ideología. Porque si no recupera nuestra confianza de nuevo se alzarán torres de babel que volverán a caer a la menor brizna de viento.