martes, 19 de febrero de 2013

GOLPE DE ESTADO TECNÓCRATA

Es preocupante el cariz bananero que está tomando la política en España de un tiempo a esta parte. Tráfico de influencias, comisiones, cajas B y corruptelas de toda índole, están a la orden del día; y ya lo que faltaba, espionaje de los unos a los otros y de los otros a los unos. La política española está ciertamente en sus horas más bajas desde la restauración de la democracia hace ya casi treinta y seis años.
De todos estos escándalos están haciendo uso y sumando adeptos quienes no creen en la política, quienes consideran ésta el problema y no parte de la solución del rumbo que ha tomado el país de un tiempo a esta parte. Cierto que la política y, sobre todo, los políticos con sus actos, no han contribuido a mejorar esta opinión; pero los mismos oscuros intereses que están detrás de la crisis económica que ha asolado España y otros países de su entorno, se encuentran alentando desde distintos medios este descrédito creciente en la sociedad hacia el modelo de gobierno que tenemos, con la intención de poner en manos de gestores lo que sólo las urnas deben decidir. 
Esto, que ya sucedió en Italia, con nefastas consecuencias para su estado social, sería la muerte de la democracia y del estado de bienestar que tanto ha costado construir. Un verdadero golpe de estado tecnócrata que, aunque a muchos les seduzca la idea, nunca deberíamos permitir que sucediera.
Es el momento, por tanto, de hacer política, de la política con mayúsculas, de ofrecer un verdadero servicio público desde las instituciones, renovar éstas y los nombres que están detrás de ellas, y de recuperar la confianza de unos ciudadanos que cada día las ven más alejada de sus problemas.