lunes, 20 de agosto de 2012

O NOS RESCATAMOS O NOS HUNDEN

España finalmente será intervenida.
Esto es lo que parece indicarnos la actuación de los distintos miembros del gobierno, quienes, o bien dan la callada por respuesta; o bien, en un ejercicio de malabarismo dialéctico, eluden la pregunta y responden con evasivas. Pero sin duda, el mejor indicador al que podemos acudir para justificar nuestra afirmación, es que la prima de riesgo continúa su descenso y la bolsa sigue subiendo; lo que significa que la añorada confianza en la economía española vuelve a aflorar ahora que se atisba el desmantelamiento del sistema social y laboral del país. A los buitres siempre les ha gustado la carroña, y mucho más si no tienen que disputarla y pueden hacer acopio para luego especular con ella.
¿Qué supone esta intervención? Supone que todo lo hecho anteriormente no ha servido para nada, y que no sólo se ahondará en lo que ya fue parcialmente reformado, sino que aquello que nunca se osó tocar también será expoliado, sumando nuevos sacrificios a los ya realizados por los ciudadanos españoles.
Uno, que es mal pensado, piensa que realmente este fue el plan desde el principio; pero haciéndolo de este modo, nos pretenden hacer creer que es necesario, ya que lo hecho anteriormente en un intento de protegernos - ¡qué magnánimos! - ha demostrado ser insuficiente. Así, quizás nos mostremos más dóciles.
Quienes han gobernado España en estos últimos años nos han engañado y han contradicho desde que comenzó la crisis todas y cada una de las promesas que nos hicieron para que confiáramos en ellos como nuestros representantes. Como consecuencia, esta confianza está rota. Por ello, el actual gobierno debería preguntarnos si estamos dispuestos a asumir los sacrificios que conlleva este rescate, exponiendo verazmente en qué consisten y las posibles consecuencias de no aceptarlos.
No deberíamos mostrarnos dóciles, ni deberíamos mostrar complacencia y resignación ante la situación ni ante quienes nos han llevado a ella. Esta consulta ciudadana es lo mínimo que debemos exigir a quienes nos gobiernan.

lunes, 6 de agosto de 2012

¿Y SI ECHAMOS A ALEMANIA DEL EURO?

En el pensamiento alemán , dominar Europa ha estado siempre entre sus objetivos. De una forma o de otra, echemos la vista atrás y recordemos las dos grandes guerras, Alemania siempre ha pretendido que el resto de países del continente bailaran al son que marcaba el Reichstag, o el el actual Bundestag.
Después de la devastación que el país sufrió tras la II guerra mundial, el gigante (o quizás deberíamos decir el ogro) alemán durmió durante décadas al amparo de la nueva Europa que surgió, y que con la premisa de la solidaridad interestatal, fue fundamental en su recuperación.
La influencia alemana aumentaba en el continente conforme el país crecía de nuevo económicamente, y la siguiente gran crisis económica que sufrió el país, con motivo de la reunificación de las dos alemanias, fue de nuevo rapidamente solventada gracias al apoyo del resto de paises de la Unión Europea, que no dudaron en tender sus manos (y sus economías) a la nueva Alemania.
Poco después de este hecho histórico, Europa creó la moneda única, el euro; el cual debió cumplir para su nacimiento todas las condiciones exigidas por Alemania, donde además quedó fijada su sede, el Banco Central Europeo, en contacto directo con el gobierno alemán y al son de sus dictámentes.

Alemania encontró de este modo, en unos pedazos de papel y cobre, la forma de tener dominados al resto de países del continente, sin guerras de por medio.
Europa entera se encuentra hoy en día a merced de los deseos de Alemania, y éstos, instrumentados por el BCE, sólo buscan el beneficio propio, aun a riesgo de hundir a los demás países europeos.
Por eso, la decisión no debe ser qué país abandona o no el euro, sino expulsar a Alemania de la moneda única y crear la Europa social y solidaria que se soñó tras la penúltima intentona alemana por lograr dominar el continente. Un viejo sueño, que si no evitamos el resto de paises de la Unión, acabará siendo realidad.