viernes, 31 de diciembre de 2010

FELIZ 2011

Ya tenemos aquí el 2011. Llevo años deseando que el mundo, que es un lugar maravilloso por si mismo, sea también un lugar maravilloso para vivir y compartir. Y esto es algo que nosotros, los humanos, nos empeñamos en contradecir día tras día. Pero no cejaré en mi sueño y seguiré luchando por ese mundo alejado de especulaciones e intereses privados y en el que todos seamos capaces de trabajar juntos en un dirección: un mundo más justo.
Un mundo en el que ni un sólo niño muera de hambre, algo que parece increíble que siga sucediendo en la actualidad; que pasen su infancia jugando a ser niños y recibiendo la educación necesaria para su formación como adultos, alejados de empuñar armas o trabajar en situaciones precarias.
Donde las mujeres sean igualadas en derechos a los hombres y ni una sola de ellas continúe subyugada por mentalidades retrógadas o religiones dogmáticas.
Donde estas mismas religiones ocupen su lugar como conductores de la fe de sus fieles y se mantengan alejadas de toda institución pública o gubernamental.
Donde hagamos entender a los gobiernos que son ellos quienes sirven al pueblo y no al revés, cuestionando su acción desde dentro, movilizándose e involucrándose en las instituciones democráticas, forzándoles a gobernar pensando en el bien común y no en el de unos pocos. Unos pocos que disfrazados de mercados especulan con divisas y mercancías arrastrando a la miseria a millones de personas como consecuencia de su avidez de poder y riqueza.
Un mundo en el que desaparezcan las luchas por una bandera o por un pedazo de tierra y las riquezas que ésta pueda contener, un mundo donde todos seamos capaces de compartir los tesoros que nos ofrece el planeta que habitamos.
Y no puedo olvidarme de ella, de la Pacha Mama, nuestra madre tierra, que nos da la vida y nuestro sustento y a la que seguimos maltratando y expoliando sin miramiento alguno. Un desarrollo sostenible en armonía con el aire que respiramos, el agua que nos da de beber y la tierra que nos alimenta, se hace imprescindible si queremos asegurar nuestra supervivencia como especie.
Sigo pensando que podemos hacer de este mundo ese lugar maravilloso para vivir, depende de todos nosotros. Para ello es necesario involucrarse y concienciarse del poder que tenemos para cambiar las cosas. Pensemos globalmente y actuemos localmente en nuestro pequeño mundo, en la pequeña comunidad donde vivimos, en la que seguro hay mucho por hacer y donde también seguro hacen falta brazos.

Para finalizar, me gustaría despedir estas últimas líneas del año con una frase que alguien dijo una vez:
"Cuando el poder del amor sobrepase el amor al poder, el mundo conocerá la paz".

Feliz año a tod@s.

viernes, 3 de diciembre de 2010

J.M.A. - EL EXTRATERRESTRE

Leo en el periódico de hoy los siguientes titulares, uno a continuación de otro:
- Declaraciones de Aznar: “Si veo a España desesperada quizá tendría que volver a la política”.
- Hallada una nueva forma de vida en la Tierra.
Resulta que la segunda de ellas es algo sobradamente conocido si no en toda la tierra, sí al menos en España, donde llevamos sufriendo al personaje autor de la primera frase unos cuantos años, quizá ya demasiados parafraseando su alocución. Y es que tal declaración, al igual que muchas otras a las que nos tiene acostumbrados, no puede provenir de una persona con la que todos estemos relacionados a nivel de especie. Un ser con semejante inquina en su gesto, en su día a día, con ese endiosamiento que no duda exhibir, mostrándose por encima del bien y del mal, con esa percepción de sí mismo como salvador de la humanidad; alguien obsesivo, que igual gobierna un país a golpe de dedo como machaca su cuerpo compulsivamente para lucir a sus cincuenta y siete años abdominales con los que no soñaba en su lejana veintena cuando, recordemos, era uno más de tantos falangistas que poblaban España.
En resumen, el ser humano normal y corriente realmente no puede pertenecer a la misma especie que semejante individuo.