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El artículo 16.3 de la Constitución Española dice en su primera frase que "Ninguna confesión tendrá carácter estatal ". Esta frase define como aconfesional al estado español, una certeza que es constantemente ignorada por los poderes públicos.
Son muchos los casos que podrían enumerarse acerca de este incumplimiento de nuestra constitución, pero esta denuncia viene motivada tras el funeral de estado en memoria de las víctimas del desgraciado accidente ferroviario de la pasada semana.
Si España, tal y como dice su constitución, es aconfesional, ¿por qué cada vez que se realiza un funeral de estado este es católico?
¿No deberían estar éstos despojados de toda liturgia religiosa, sea esta cual sea?
La aconfesionalidad de nuestro estado es continuamente puesta en entredicho por actos como este, lo que hace pensar que lamentablemente es tan solo una frase en un papel; aunque este "papel" sea la constitución de todos los españoles.
Entre "No me temblará la mano contra la corrupción" y "Luis, lo entiendo. Se fuerte. Mañana te llamaré. Un abrazo" sólo distan escasamente 24 horas.
La diferencia es que mientras que la cruzada anti-corrupción fue expresada en un acto público el pasado mes de enero, monopolizado por la entonces reciente aparición de cuentas en Suiza de Luis Bárcenas; la segunda le fue remitida en privado por sms al ex-tesorero del pp para mostrarle su apoyo.
El autor de estas dos interlocuciones tan antagónicas es el mismo, el actual presidente del gobierno Mariano Rajoy, el cual ya no habla, ni en un sentido ni en el contrario, ha perdido su caracteristica retranca y ni siquiera confía en que una vez más un plasma le sirva de escudo.
Pero el presidente del gobierno ha perdido mucho más que su habilidad para hablar mucho sin decir nada; ha perdido la legitimidad que las urnas le dieron hace año y medio y si no quiere perder la dignidad que le quede debería dimitir y convocar elecciones.
Después de pensarlo mucho, de escuchar a otros compañeros y de haberlo debatido con mi agrupación; he decidido que lo más coherente en mi caso será mostrar mi desacuerdo con la forma en que han sido convocadas y el modo en que van a realizarse no participando en ellas, ni avalando a ningún precandidato (ni les conozco ni tendré tiempo para conocer sus proyectos) ni, por supuesto, votando.
Creo que las cosas o se hacen bien o no se hacen, y convocar primarias en pleno julio, pidiendo conseguir 7.000 avales en escasas tres semanas y no dejando tiempo para conocer el proyecto de los candidatos, es perder una magnífica oportunidad para demostrar que de verdad se pretenden cambiar las cosas y no sólo poner maquillaje o paños calientes para calmar a quienes piden que estas cambien ya.
No sólo somos muchos militantes, sino también la sociedad la que demanda otro modelo de partido, y nosotros estamos en la obligación, sin perder nuestra identidad, de adecuar el partido a esta demanda.
Estas primarias habrían sido un gran paso para demostrar que escuchamos lo que nuestros oídos oyen; una oportunidad que, en mi opinión, se ha perdido. Pero es que parece que siempre hay un motivo para decir que ahora no toca, que hay que estar unidos y que más adelante nos pondremos a ello.
El movimiento se demuestra andando y no diciendo que vas, y aquí parece que nunca es momento de dar ese primer paso