sábado, 31 de marzo de 2012

VERGUENZA

Es vergonzoso que seamos los de siempre, los trabajadores, las clases medias y bajas, quienes paguemos las consecuencias de la crisis económica. Una crisis que nunca fue culpa nuestra, pero por la que estamos siendo duramente castigados, primero por sus consecuencias directas y después por las distintas soluciones que se están dando para superarla.
Los recortes en educación y sanidad, las distintas reformas laborales, el aumento de impuestos y la subida del coste de la vida, son hechos que afectan con mayor intensidad a estos estratos sociales, los cuales asisten atónitos al desmantelamiento de un estado del bienestar que fue creado sobre la base de la igualdad de oportunidades y la provisión por parte del estado de los servicios esenciales para que cada ciudadano pudiera llevar su existencia con unos mínimos de calidad de vida.
El pago de impuestos resulta fundamental para financiar este gasto público generado. Un gasto publico del que todos nos beneficiamos y al que todos debemos contribuir.
Pero he aquí que se ha estimado en 25 mil millones de euros, aproximadamente el 40% de los presupuestos generales del estado para este año, la cantidad de dinero que adeudan a hacienda, mayormente por desvío de capitales a paraisos fiscales, honorables nombres y entidades de este país. 25 mil millones de euros que nos han arrebatado a todos los ciudadanos.
¿Y qué ha hecho el gobierno para castigar a quienes han estafado a la hacienda pública? Amparado por su mayoría absoluta (o absolutista), ha aprobado una moratoria que permite a estos ciudadanos “ejemplares” mantener su anonimato y pagar sólo un 10% de su deuda, esto es, defraudar con el beneplácito del gobierno 22,500 millones de euros. Una cantidad que resultaría fundamental para el desarrollo de las políticas públicas que demanda la ciudadanía y que año tras año ven recortadas sus prestaciones.
Como vemos, no es ya sólo que sean los trabajadores sobre los que está recayendo todo el peso de la crisis; es que además aquellos que más tienen acaban saliendo beneficiados de nuestro sacrificio y no contribuyen a mejorar la situación, sino que sólo esperan a ver cómo su situación mejora.
Resulta tremendamente paradójico que la mejor forma que encuentra el gobierno de desincentivar el fraude fiscal, sea permitiendo a quienes evaden grandes cantidades de impuestos defraudar hasta un 90% de lo que han defraudado a cambio de que abonen el 10% restante.
De este modo, no sólo quedan impunes ante el delito cometido, sino que consolidan legalmente en sus cuentas un 90% de ese delito.

Sólo un ejemplo más de quienes son los grandes beneficiados de todo esto que está sucediendo.
Sólo un ejemplo más de la VERGÜENZA que sentimos la gran mayoría de los ciudadanos de este país.

(Este artículo fue publicado en la sección de Cartas al Director de El Mundo el día 4 de Abrilde 2012)

1 comentario:

Yago dijo...

Sencillamente lamentable. Como son los suyos, les protegen. Que asco