El Ministro de Justicia, Alberto Ruíz Gallardón, ha comenzado su andadura en el ministerio dejando muy a las claras cuales son sus opiniones acerca de determinados aspectos de la sociedad, y dogmatizando su labor en éste de acuerdo a ellas.Según sus propias palabras la actual ley del aborto, aprobada hace escasamente un año por el parlamento a propuesta del anterior gobierno, debe ser reformada porque genera violencia social y estructural contra las mujeres embarazadas. Uno, después de escuchar estas palabras, se imagina a mujeres embarazadas teniendo que salir a la calle a escondidas u ocultando su prominente barriga para evitar los improperios del resto de viandantes; o a médicos abandonando los hospitales y saliendo a la calle en busca de estas mujeres, con el fin de llevarlas al quirófano para interrumpir su embarazo. Cuando es precisamente lo contrario lo que esta ley pretende, que es acabar con la estigmatización de la mujer que, de acuerdo a su propia voluntad, desea no seguir adelante con su embarazo, sin tener que acogerse a falsos supuestos para que la ley le permita hacerlo. ¿No es contra estas mujeres, obligadas a mentir, contra quienes realmente se genera una violencia social, y estatal, al despojarles de uno de los más preciados dones que un ser humano puede tener, que es la libertad de decidir sobre su propia vida?
Socavar la libertad de la mujer tiene, claro, un doble propósito, que es el control sobre sus vidas. En los últimos cien años la mujer ha ido continuamente conquistando derechos, muy a pesar de una parte de la sociedad, a la que, a tenor de sus declaraciones, parece pertenecer el ministro; una parte de la sociedad que continua poniendo todos los obstáculos para que estos derechos sean adquiridos muy lentamente, cuando no impedirlos o revocarlos, con el fin de evitar una igualdad completa de la mujer con el hombre y no renunciar de este modo a ese control sobre ellas.
La última frase que nos ha dejado al respecto: "La libertad de maternidad hace a las mujeres autenticamente mujeres", sólo viene a corroborar la idea de igualdad que tienen el ministro y aquellos que le jalean. ¡Qué libertad!, si la capacidad de decisión sobre sus vidas es lo primero que pretenden anular al revocar la actual ley.
Mis felicitaciones a la diputada del PSOE, Patricia Hernández, quien puso en su sitio al ministro esta pasada semana: "Ni una mujer es más mujer por ser madre, ni un hombre más inteligente por ser ministro".
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