jueves, 19 de enero de 2012

GARZÓN ANTE EL JUEZ Y FRAGA DE ROSITAS

Resulta tremendamente irónico que, al tiempo que se ensalza y se eleva a los altares políticos a Manuel Fraga Iribarne como consecuencia de su reciente muerte, se esté juzgando al único juez – aunque sea por un motivo distinto, la persecución y la denuncia vienen del mismo sitio - que se ha atrevido a enjuiciar el franquismo y los cruentos años de represión en los que éste sumió a España, durante muchos de los cuales este señor tuvo una participación muy activa.Este hecho refleja muy a las claras el cumplimiento de uno de los grandes objetivos que tuvo la transición en este país: procurar hundir en el olvido qué inició la guerra civil -un levantamiento militar contra un gobierno electo y perfectamente legal -, qué gobernó en España durante cerca de cuarenta años – una dictadura - y qué supuso esto para todos aquellos que pensaban de forma diferente al movimiento – el silencio o, en caso de manifestarse, la represión.
Manuel Fraga Iribarne, recordemos, fue Ministro de Información y Turismo franquista, censor y represor del movimiento (como creador de la Ley de Prensa e Imprenta e impulsor de las purgas universitarias en las que dos estudiantes fueron asesinados) y, ya en época postfranquista, como Ministro de Gobernación, tuvo implicación directa en los sucesos Álava, cuando trabajadores reunidos en asamblea fueron muertos por disparos de la policía.
En estos últimos días, son muchos quienes le llenan de parabienes acerca de su implicación en la transición democrática, algo que no tuvo más remedio que aceptar para seguir presente en la vida política española. Sin embargo, Manuel Fraga será para otros muchos de nosotros, otro franquista que muere en su cama, sin haber rendido jamás cuentas ni mostrado el menor arrepentimiento por todos los actos que cometió y consintió durante la dictadura.

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