Antes eran conocidos como "ciudadanos libios que se enfrentaban al tirano”, ahora su nombre ha mutado a "los rebeldes libios”, un término que parece acordado con el régimen del dictador en aras de una especie de juego a dos bandas por parte de la comunidad internacional a la espera de ver hacia donde se decanta el conflicto abierto en el país norteafricano.
Y la baraja comienza a decantarse claramente del lado del sátrapa. El territorio ganado en la primera oleada tras el levantamiento, poco a poco vuelve a manos del gobierno libio. Y si no reciben ayuda externa, éste acabará recuperando todo y aplastando la revolución y a sus instigadores.
Estados Unidos, por una vez y sin que sirva de precedente a supeditado la acción de la OTAN ha que sea bajo el auspicio de la ONU. Algo a lo que no nos tiene acostumbrados, pero que tiene más que ver con su escasa presencia en la zona del Magreb que con una verdadera intención de respetar un orden mundial. Y a los precedentes me remito.
¿Y qué hace la ONU? Su Consejo de Seguridad, que es el organismo encargado de velar por la paz – bonita palabra – y la seguridad entre naciones, se encuentra secuestrado bajo su propio reglamento, que concede derecho de veto para cualquier resolución propuesta, a los cinco países que son miembros permanentes del organismo, y que son China, Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Rusia. Así tanto China como Rusia se han opuesto encarecidamente a cualquier acción militar bajo mandato de la ONU. Es este funcionamiento del organismo el que le lleva a su ineficacia. El Tribunal Penal Internacional ha abierto una investigación contra el régimen libio por crímenes de lesa humanidad, ya que ha constatado ataques por parte de su ejército contra la población civil. ¿Qué más necesitan los miembros del Consejo de Seguridad?, seguro un cambio en su reglamento, ya que ante los intereses encontrados de unas potencias y otras, su funcionamiento acaba resultando estéril.
Lo que está aconteciendo en el medio oriente es visto como una partida de ajedrez por las grandes potencias mundiales, para quienes lo primordial no es ni la libertad ni los derechos humanos de los habitantes de la zona, sino el acceso a las inmensas riquezas energéticas de estos países y la influencia política que tengan sobre los gobiernos que los presidan. Sólo así se entiende que todos los mandatarios de este llamado primer mundo recibieran con todos los honores – haima incluida – y buscaran la foto con Muammar al-Gaddafi, tal y como antes sucedió con Ben Alí o Hosni Mubarak, elevados a ejemplos de democratización del mundo islámico; o incluso con Saddam Hussein, a principios de los años ochenta.
Y son muchos otros los gobiernos que ni respetan las libertades ni respetan los derechos humanos ni respetan las reglas de la democracia, pero con quienes nuestros dirigentes siguen haciéndose fotos y firmando contratos por ingentes cantidades de dinero, mientras los ciudadanos de sus respectivos países sufren bajo el yugo opresor de sus tiranos.
Y a todos nosotros, mientras tanto, nos seguirán hablando acerca de lo terrible que es la dictadura de Castro o los gobiernos de Chávez y Evo.
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2 comentarios:
La ONU es tan manipulable y más por USA, cochino país que tuvimos la mala suerte de tenerlo en América, que por antonomasia es un continente en lucha. Lo cual no quiero decir que hubiera estado mejor en Europa, jaja, deberíamos expulsarlo a jupiter.
Abrazos Luiso...
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