"Corren malos tiempos para la lírica" cantaba Golpes Bajos allá por los años ochenta. Y la lírica murió el miércoles pasado en el gobierno español. Murió la poesía y el político quedó herido de gravedad, aun no sabemos si terminal. La política mató a la ceja y seis años de lirismo quedaron enterrados bajo la tijera y el mazo. En su defensa, el presidente y su equipo de gobierno aluden a un ejercicio de responsabilidad para dar un giro de ciento ochenta grados en su política económica y social, virando hacia posiciones que poco o nada tienen que ver con su principios socialistas. Ocurre que en estos tiempos de economía de mercado y de ultraliberalismo económico no sólo se deslocalizan las empresas, sino que también la política se deslocaliza. Todo gira en una misma rueda y si osas sacar un pie de ella el mercado te castigará con dureza, te chantajeará del modo más cruel y procurará que vuelvas antes de media noche pidiendo clemencia y olvidando tus devaneos.
El miércoles la política mató a la ideología y no sabemos si ésta volverá algún día; pero la ceja, su gesto amable y lleno de esperanza, ese ya no volverá.
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