La semana pasada fue publicado el barómetro social correspondiente al mes de febrero. Llamó mi atención el hecho de que si bien el 38% de la población calificaba la situación de la economía de España como mala y el 49% como muy mala, el 35% de los encuestados calificaban su situación económica personal como buena y el 31% la calificaba como regular.
Una semana antes otra encuesta arrojaba unos datos similares, en los cuales el 41% calificaba su situación económica de buena y el 37% de regular. Las opiniones en cuanto a la perspectiva acerca de la economía del pais eran similares.
De ambas encuestas podemos extrapolar el hecho de que si bien casi el 90% de la población española considera que la situación de la economía nacional es mala o muy mala, practicamente ese mismo porcentaje considera la suya propia como buena o regular. Quedando el 10% de diferencia para aquellos que consideraban como mala su situación personal.
Mi pregunta ante estos números es ¿cómo se entiende esto? Podríamos aventurarnos a decir que el país va terriblemente mal pero que bueno, que uno mismo no está tan mal como pudiera parecer, ya que desgraciadamente familias cuya situación económica es mala las ha habido siempre. Es cierto que los datos de desempleo en España son malos pero quizás deberíamos hablar de paro o de personas apuntadas a las listas del INEM más que de desempleados, ya que muchos de ellos seguro que empleo sí tienen, aunque claro, en B. Esa lacra de la realidad económica española que nunca se ha podido atajar del todo y que en épocas de vacas flacas acaba siendo la panacea de la que todos se aprovechan, fundamentalmente aquellos empleadores sin escrúpulos que nadan como nadie en la miseria del empleado.
El dinero sigue corriendo en España, algo que podemos constatar pasándonos por un centro comercial cualquier día de la semana o saliendo a cenar o tomar una copa; los datos de consumo, tras un periodo de incertidumbre provocados por la alarma social creada y fomentada a voz en grito desde determinados sectores, vuelven a ser positivos. La vida parece que sigue igual.
Realmente la vida sí que habrá cambiado para aquellos que se dejaron arrastrar por la vorágine consumista y del "y yo más" en que entró la sociedad española al amparo de un "todo vale" que fomentaba el enriquecimiento rápido y, en muchas ocasiones, fraudulento. Pero ¿la vida de verdad ha cambiado tanto para aquellos que vivían lejos de ese derroche y, es justo mencionarlo, conservan su empleo? La respuesta es un no rotundo.
No voy a caer en la demagogia acerca de cómo hay que vivir ni de qué es aquello que de verdad necesitamos en nuestras vidas, tampoco voy a decir que el gobierno haya actuado en el plano económico con presteza y acierto, ya que sus vayvenes y su política errática en este sentido ha impedido en gran parte que saliéramos del bache del que parecen ya salir el resto de paises europeos. Pero sí que cabe hacer una reflexión acerca del irreal modelo económico en el que sesteaba España y que sólo ahora, cuando el agujero se ha hecho más profundo, se intenta cambiar después de haber seguido su inercia durante largo tiempo. Cierto que nunca es tarde y que el índice de deuda pública del estado es muy inferior a la de otros paises del entorno debido a ese cambio de sentido que evita que tapemos agujeros con más deuda, es cierto también que se han mantenido todas las coberturas sociales, pero es el momento de pensar en qué modelo económico queremos para el futuro, si queremos volver a construir sobre arenas movedizos y que todo se derrumbe cuando el viento sople con fuerza o si estamos dispuestos a levantar un país sobre cimientos sólidos aunque el esfuerzo precisado sea mayor. Para esto es imperativo no ceder al barriobajero chantaje al que la patronal ha venido sometiendo al gobierno, la cual, deseosa de instaurar sus leoninas condiciones a los trabajadores ha puesto al gobierno al pie de los caballos de la opinión pública recortando puestos de trabajo aún a costa de reducir su propia producción y sobrexplotar a los empleados que mantiene en nómina.
Por todo ello, ahora que se anuncia la proximidad del pacto por el nuevo marco laboral es preciso que el gobierno mantenga el pulso y con la ayuda de los representantes de los trabajadores haga frente a estos tiburones y los ponga en su sitio.
Y si hay que dictar "decretazos" que sea para defender a aquellos que levantan un país con el sudor de su frente y no para los que recogen beneficios desde su poltrona.
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2 comentarios:
Yo participé una vez en una investigación que hizo un grupo de doctores en sicología de la UIA (universidad famosa en México).
Me mandaron hacer encuestas a unas comunidades de gentes que habían sentado sus casas en terrenos de alto peligro y de forma ilegal, había un litigio con el gobierno.
Las encuestas apliqué eran para preguntarles cuánto ganaban en sus trabajos, cómo gastaban o distribuían ese dinero, cómo se veían ellos mismos en condiciones de marginación y pobreza.
La investigación se tituló: Pobreza y bienestar subjetivos y recursos sicólogicos.
Y no me la vas a creer pero al preguntarle a las gentes sí se consideraban pobres, pobres extremos, o clase media, los muy idiotas decían que eran de clase media, y su dinero, el mayor presupuesto era para ir a centros comerciales, cines, tiendas de ropa y salir a bares y discotecas.
Sus casas eran casi de cartón, no eran propietarios del suelo, trabajaban casi de esclavos y se consideraba de clase media y en buena condición adquisitiva.
Yo tampoco entiendo.
A diario veo a gente de mi país derrochando en consumo irracional, innecesario, contaminando, y al mismo tiempo quejándose de la crisis y del gobierno.
Saludos
Freddy
Justo hoy escribi sobre las encuestas ...lo podes encontrar en mi blog, mi conclusion? hay que presindir de las encuestas.Los numeros y las realidades humanas a veces no son compatibles y analizar una situacion mentalmente no es lo mismo que vivirla.Ya se , no descubri nada nuevo...pero a algunos se les olvida.
Comparto plenamente tu analisis de la realidad Española.
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