martes, 19 de agosto de 2008

NI UNA MÁS

Eres un mierda. No se te ocurra volver a ponerme la mano encima. ¿Qué coño pasa por tu cabeza cuando me miras con los ojos inyectados en sangre y la mano levantada? Te crees con derecho a controlar mi vida, a decidir qué me pongo o con quien salgo. Pues olvídate. ¿Quién coño te crees que eres? Tienes el cerebro lleno de mierda. Confundes el amor con la obsesión, el querer con la posesión, confundes mi vida con la de alguien que no soy yo. Y no voy a cambiar. Tú no me vas a cambiar.
La próxima vez que sientas tu puño lleno de ira hazme un favor y golpea tu cara, así tu cabeza podrida sentirá adonde te lleva tu odio.
Y si se te ocurre mirar el cuchillo de cocina hazte un favor a ti mismo, húndelo en tu carne. Y sentirás como la vida de mierda que llevas se escapa de tu cuerpo
mortal.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno... si la mujer maltratada pudiera tener una centésima parte de esa determinación, un brevísimo golpe de energía como el que se lee en tu post... probablemente todo sería mucho más fácil.
Porque para cuando se cometen esas atrocidades en nombre del mal entendido "amor", la fuerza de la mujer está tn abjao mínimos, su voluntad tan anulada, su persona tan ninguneada, que cuando se mira en el espejo no se ve y cuando quiere gritar ya no sabe cómo se hace.
Ojalá esa ira del maltratador pudiera generar un eco activo en la víctima y una respuesta tajante. Pero por lo general la onda destructiva es tal que asola hasta el alma de quien la recibe.
Sé que lo sabes y que si pudieras impirmirías en cada mujer que sufre este arranque de determinación y de lucha...
Gracias por ser tan auténtico,cosa!

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Yago dijo...

Has expresado perfectamente lo que muchos sentimos cada vez que leemos ciertas noticias. Uno siente que ojalá se cumpliera lo que escribes de forma literal.

Un abrazo,

Anónimo dijo...

Es muy importante que los hombres os pronunciéis.Vuestros congéneres se sentiran más concernidos por vuestra condena a su actitud. Para ese ese tipo de animales las mujeres no somos nada y nuestro rechazo les resbala.La condena social es un instrumento imprescindible para erradicar esta lacra.Gracias por manifestarte donde tantos- y tantas- aún callan