Anoche estuve ahí, en La Cartuja. Y puedo decir que fue increíble. Casi setenta mil personas dejándose la garganta durante dos horas largas de concierto.
No defraudo Bunbury, con toda su parafernalia desplegada en cada minuto.
La pétrea sobriedad de Cardiel, el indígena alienígena, como le definió Bunbury, la rabia de las baquetas de Andreu, y las guitarras de los Valdivia en plena forma.
El aspecto del estadio era impresionante, miraras hacia donde miraras sólo veías gente tapando cada metro de cemento, cada trozo de una lona azul que cubría el pasto.
Nadie salió descontento. Al salir se escucharon los típicos comentarios acerca de que tenían que haber tocado esta o aquella canción. No hubo momento para el descanso.
Las canciones, para mí, fueron lo de menos. Quizás “Avalancha” se llevó la palma. La fuerza, la potencia de la interpretación hacía un público entregado en la apoteosis. Con un Bunbury llevando su voz a límites insospechados donde nos tenía acostumbrados.
Lo mejor de todo es que después de diez años demostraron que estaban ahí. Y se reconciliaron tras la espantada de su última gira americana y la disolución del grupo.
¿Podrían seguir otros diez años? ¿Quién sabe?
No defraudo Bunbury, con toda su parafernalia desplegada en cada minuto.
La pétrea sobriedad de Cardiel, el indígena alienígena, como le definió Bunbury, la rabia de las baquetas de Andreu, y las guitarras de los Valdivia en plena forma.
El aspecto del estadio era impresionante, miraras hacia donde miraras sólo veías gente tapando cada metro de cemento, cada trozo de una lona azul que cubría el pasto.
Nadie salió descontento. Al salir se escucharon los típicos comentarios acerca de que tenían que haber tocado esta o aquella canción. No hubo momento para el descanso.
Las canciones, para mí, fueron lo de menos. Quizás “Avalancha” se llevó la palma. La fuerza, la potencia de la interpretación hacía un público entregado en la apoteosis. Con un Bunbury llevando su voz a límites insospechados donde nos tenía acostumbrados.
Lo mejor de todo es que después de diez años demostraron que estaban ahí. Y se reconciliaron tras la espantada de su última gira americana y la disolución del grupo.
¿Podrían seguir otros diez años? ¿Quién sabe?
...aquí nos teneis a pleno pulmón
1 comentario:
Buena crónica pardiez! Pareces el Segurola comentando el conciertazo de The Who en Madrid. El clip transmite ese sentimiento que sólo se siente en un concierto de estos: carne de gallina y nudo en la garganta. Cada vez me gustan más joder!!
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