miércoles, 15 de mayo de 2013

PARA QUÉ SIRVE IN REY?


Cuando se hace esta pregunta es frecuente caer en tópicos recurrentes acerca de su gran labor como embajador del país, de su papel institucional como último eslabón en la aprobación de leyes, y su función como garante del funcionamiento del estado al ejercer de mediador entre las posibles desavenencias de la clase política o ante los desmanes que ésta pueda perpetrar.
Funciones cuyo origen está en una supuesta superioridad sobre el resto de los mortales a la hora de tomar decisiones acerca de qué es lo correcto y conveniente, haciéndonos ver que no todos somos iguales. Es por esta supuesta sabiduría innata en los pertenecientes a su casta, que ellos y sólo ellos poseen la clarividencia y preclaridad necesarias para saber qué es realmente bueno para nosotros, no olvidemos, sus súbditos.
Sin embargo, las monarquías son reliquias que hoy en día no son compatibles con el desarrollo experimentado por la sociedad. Una institución que debe ser eliminada y pasar a formar parte de los libros de historia, y que sobrevivió a la revolución liberal convirtiéndose en un objeto simbólico, pero conservando muchos de sus privilegios.
Porque, con respecto a la pregunta formulada en el encabezado, lo único que hace el rey en exclusiva, ya que para todo lo demás están aquellos que elegimos como nuestros representantes, es dar el mensaje de navidad; y esos escasos diez minutos en pantalla cada nochebuena nos salen muy caros.

jueves, 2 de mayo de 2013

SIN ALHARACAS


El presidente del gobierno intenta transmitirnos su satisfacción por el perfil que muestra nuestra economía, pero eso sí, sin alharacas. Al mismo tiempo, nos pide paciencia para acabar viendo lo que parece que sólo él y los miembros de su partido ven.
Esté tranquilo el señor Rajoy, que con 6,2 millones de parados, con el PIB cayendo en torno al 0,5% trimestralmente, la renta per capita disminuyendo a un ritmo similar y los servicios sociales en pleno retroceso, poco tiempo tenemos los ciudadanos españoles para alharacas.
Sin embargo, nuestro presidente confunde la paciencia, la cual tiene sus tiempos, siempre que se observe un horizonte en el que los objetivos se cumplen, con la fe, que es a lo que se agarra este gobierno para que sigamos creyendo en él. Ese mesianismo que impregna todas sus acciones en este escaso año y medio de legislatura y que parece pretender que todos abracemos; una especie de resignación por estar purgando unos pecados que supuestamente cometimos y que sólo mediante la contrición y el sufrimiento lograremos borrar de nuestra existencia terrenal.