El tratamiento que algunos medios de comunicación está dando al caso de los ERE en Andalucía pretende crear una cortina de humo sobre la trama Gürtel y el caso Bárcenas, predisponiendo a la opinión pública a olvidar estos últimos y desviar su atención hacia el primero. Algo a lo que el propio partido del gobierno se está dedicando con intensidad, pues siendo protagonista en primera persona, le interesa, y mucho.
Los dos casos dejan la política y los políticos en entredicho, y sobre sus responsables deberá caer el peso de la ley; pero existen importantes diferencias entre ellos y, también, en la forma en la que un partido y otro han actuado al respecto.
El caso de los ERE andaluces parece, a toda vista, ser el negocio montado por un grupo de indeseables que se han servido de sus cargos y de su militancia para lucrarse a costa del erario público. Así, una herramienta que fue creada con la legítima intención de agilizar los trámites a la hora de conceder las ayudas a aquellas empresas y trabajadores que las necesitaran, la pervirtieron y, beneficiándose de esa menor supervisión, mercadearon impunemente con ella, ante la ignorancia de muchos y la, presunta, mirada para otro lado de unos cuantos. La jueza encargada del caso sigue tirando del hilo de la trama y veremos hasta dónde llega éste.
En cuanto a la trama Gürtel y el caso Bárcenas, ambos parecen ser dos patas de una misma mesa. Una mesa que habría estado financiando de forma ilegal durante años al pp y en la que se servirían las comisiones obtenidas a cambio de la concesión de contratos públicos tanto a nivel local, como regional o nacional, durante los años del anterior gobierno popular. Un entramado perfectamente organizado y que destinaría el dinero recaudado no sólo a las cuentas del partido, sino también a las particulares de algunos de sus miembros, muchos de los cuales están hoy en el ejecutivo.
¿Y qué ha hecho el pp al respecto? Decir nada sería faltar a la verdad, pues no sólo ha mantenido en sus filas a los principales imputados en la trama, sino que ha obstaculizado la acción de la justicia, dilatando en el tiempo un proceso cuyos delitos corren el riesgo de acabar prescribiendo. Por tanto, y aún siendo execrables tanto uno como otro, no son comparables, ni en sí mismos ni en la actitud que unos y otros han mostrado al respecto; por mucho que los medios de comunicación afines al pp y éste mismo desde el altavoz que le brinda el gobierno y los medios de comunicación público, pretendan hacernos creer.
viernes, 29 de marzo de 2013
domingo, 3 de marzo de 2013
LA METEDURA DE PATA DEL SEÑOR CANTÓ
El señor Toni Cantó, sencillamente ha cometido un error. ¿Que hay denuncias falsas?, seguro; ¿que la ley favorece a las mujeres en determinados aspectos? también. Pero vivimos en un país en el que 60 mujeres son asesinadas cada año, en el que impera un machismo recalcitrante de cavernícolas que sigue viendo a las mujeres como una posesión (algo que los estudios observan con preocupación como va en aumento entre adolescentes), o en el que una mujer se sigue pensando dos veces caminar por según qué calles a según qué horas porque la violencia sexual contra ellas, y no el hecho de que te roben la cartera, sigue siendo un arma que quienes hacen el mal no dudan en utilizar. Un país en el que se continua cuestionando el ascenso laboral de una mujer pensando que "otros méritos tendrá", en el que las estadísticas muestran su menor salario y acceso a puestos de responsabilidad y en el que en muchas ocasiones tienen que trabajar el doble que un hombre para demostrar que lo primero no es cierto y merecen lo segundo.
En un país así, lo que dijo el señor Cantó es, además de incierto, una frivolidad. Por todo ello debía pedir las disculpas que ya pidió; pero es que este señor, que es diputado y representa a su grupo parlamentario en la Comisión de Igualdad del Congreso, debería también asumir alguna responsabilidad política por semejante metedura de pata.
(Este artículo fue publicado en El País el pasado 6 de marzo:
http://elpais.com/elpais/2013/03/05/opinion/1362511197_229674.html)
En un país así, lo que dijo el señor Cantó es, además de incierto, una frivolidad. Por todo ello debía pedir las disculpas que ya pidió; pero es que este señor, que es diputado y representa a su grupo parlamentario en la Comisión de Igualdad del Congreso, debería también asumir alguna responsabilidad política por semejante metedura de pata.
(Este artículo fue publicado en El País el pasado 6 de marzo:
http://elpais.com/elpais/2013/03/05/opinion/1362511197_229674.html)
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