viernes, 18 de noviembre de 2011

PORQUE YO SÍ TENGO MEMORIA, EL PRÓXIMO 20N VOTARÉ AL PSOE

Se dice que en política la memoria a largo plazo no existe, que son en realidad los últimos seis meses lo que van a definir a un gobierno o a cada uno de los integrantes de la vida política de un país. Sólo así se entiende que el ejecutivo que ha gobernado España los últimos siete años y medio sea uno de los más denostados en la historia de este país, y que su presidente, Rodríguez Zapatero, sea presentado como un leviatán de nuestra democracia. ¿Es que ya no nos acordamos de sus primeros años de gobierno cuando España fue ejemplo de políticas sociales en todo el mundo y el nivel de vida de los españoles alcanzó cotas máximas?. En esos primeros casi cinco años, tanto las pensiones como el salario mínimo interprofesional fueron continuamente elevados. Los derechos de los trabajadores aumentaron y fue regularizada la situación laboral de cientos de miles de personas que eran empleados en condiciones de exclusión social. Millones de personas vieron ampliados sus derechos, se aumentaron las ayudas a aquellos que más lo necesitaban y se incentivaron medidas para desarrollar nuevas tecnologías y crear un modelo de economía sostenible.
Una política con un claro fin, que era fortalecer el estado de bienestar y crear una sociedad más justa e igualitaria. Sí, suena a utopía, pero ese es el país que se quería construir.
Sin embargo todo cambió a finales de 2008 cuando estalló la crisis mundial. Una crisis motivada por la usura de las entidades bancarias y la especulación de los mercados, ambos grandes benefactores de un liberalismo económico que hoy parece la solución, cuando en realidad siempre ha sido el causante del problema. Así, en una Europa y unos EEUU gobernados por los grandes defensores de este modelo económico, se pensó primero en salvar el sistema antes que a los ciudadanos. Como consecuencia de todo esto, España, un país donde ningún gobierno se ha involucrado realmente en crear una industria fuerte, y dependiente, por tanto, monetariamente de los países que le rodean, al ser el sector servicios el motor de su economía, sufrió la crisis con mayor intensidad. Las agencias de calificación, unas entidades completamente desconocidas para la gran mayoría de los ciudadanos, especularon con la deuda soberana, lo que generó dudas en los mercados de inversión, el dinero comenzó a dejar de fluir y fue el eslabón más débil, el trabajador, el que pagó las consecuencias. Las empresas comenzaron a despedir gente, exigiendo una reforma laboral que les diera más poder frente a sus empleados, y el gobierno español acabó aplicando todas y cada una de las reformas que le fueron impuestas desde una Europa empeñada en fortalecer un modelo económico muy diferente del que el gobierno socialista intentó crear en sus primeros años de gobierno.
¿Fue el gran error de Rodríguez Zapatero no explicar a los ciudadanos cuál era la situación y qué se nos exigía para, supuestamente, mejorar ésta?.
Posiblemente sí. Si en ese momento se hubiese negado a aplicar las reformas, hubiera explicado qué estaba sucediendo y seguidamente hubiera convocado elecciones, el pueblo español podría haberse pronunciado y elegir entre esa política diferente o echarse en manos de este neoliberalismo despiadado. ¿Y por qué no lo hizo entonces? Aquí cabrían muchas especulaciones. Y probablemente, si la anterior tregua terrorista hubiera llegado al punto en el que actualmente estamos, así hubiera actuado. Terminar con el terrorismo de eta fue uno de sus principales objetivos cuando fue nombrado presidente, y se convirtió en prácticamente una obsesión cuando en diciembre 2006 el atentado de la T4 acabó con aquello que parecía estar tan cercano. Así, con el fin de eta entre ceja y ceja, Rodríguez Zapatero decidió continuar al frente del gobierno hasta acabar con la banda terrorista.
El que ha sido el presidente con mayor carga ideológica que ha tenido España, tuvo entonces que aplicar las que, posiblemente, han sido las leyes más alejadas de aquello que pregona el ideario de esa izquierda en la que él cree. Acabó finalmente con eta, pero, ¿a qué precio?.
El presidente que un día soñó que las cosas sí podían hacerse de otra forma, se dio de bruces con la realidad de una Europa dominada por la banca y los mercados, acabó olvidando su ideología y allanó el camino a esta nueva Europa tan alejada del estado del bienestar que tanto nos costó construir.
Una última aportación de sus años de gobierno y de la que, paradójicamente y a pesar del daño electoral que pueda causar a su partido, seguramente sienta gran satisfacción es que, con motivo de su giro político y de las reformas aplicadas, los ciudadanos hayan despertado de su adormecimiento y se hayan echado a la calle para plantar cara al sistema que se quiere imponer, reclamando esa otra forma de hacer las cosas que él un día imaginó.
Por estas razones, porque sueño con que otro mundo sí es posible y porque durante casi cinco años no pareció tan lejos, otorgaré de nuevo mi confianza al PSOE el próximo 20N. Porque, a pesar de sus errores y de su giro ideológico, yo sí tengo memoria y, en mi opinión, sí merecen la oportunidad de volver a hacernos creer que las cosas se pueden hacer de otro modo.

1 comentario:

Yago dijo...

A mí me ha costado mucho no votarles e irme con IU. Tengo memoria y coincido contigo en mucho de lo que dices. Es más, considero que Rubalcaba es un tío serio. Pero creo que han cometido demasiados errores.
Aún asi, odio todo lo que representa el PP y espero que no se pierda todo lo ganado.
Abrazo amigo
Yago