lunes, 8 de noviembre de 2010

ENTRE LA O Y LA D

Visto lo visto y puestos a analizar la presente legislatura, uno llega a la conclusión que el gran error cometido por el gobierno ha sido tomar la O de Obrero que apellida el nombre de su partido, cambiarla por la D de demócrata y mudar hacia una socialdemocracia similar a la habida en otros paises europeos y que, a fuerza de buscarlos, acaba encontrando más puntos en común con el liberalismo económico de los que uno espera en un partido de izquierdas. Una frontera, a veces difusa, pero que marca la diferencia entre una política global en la que se intenta contentar a todos y atraer así a ese famoso "centro" que todos quieren para sí, y una política más dirigida hacia una ideología y una visión diferente del mundo en el que vivimos.
Así, este PSDE (Partido Social Demócrata Español) ha tendido la mano a la patronal creando una reforma laboral que pone otro eslabón en la cadena con que el empresario sujeta y axfisia al trabajador. Se ha aproximado a la iglesia , y lejos de afrontar una reforma de la ley de libertad religiosa y acentuar la laicidad del estado español, le aumenta las subvenciones y muestra total permisividad ante los desmanes oratorios de sus dirigentes. Y se ha plegado ante la banca, con quien comparte pista de baile en lugar de establecer leyes que regulen su actividad, que eviten que se lucren con los ahorros del ciudadano y que penalicen actividades como las que nos han llevado a la crisis en la que nos vemos inmersos.
Todos le han respondido del mismo modo, sonriendo ante los beneficios que les reporta esta política complaciente para sus intereses, proclamando la insuficiencia de las medidas adoptadas y reclamando un aumento de éstas.
Por tanto, si el gran error cometido ha sido actuar buscando la complacencia de aquellos que le muerden continuamente la mano y olvidando a quienes les dimos nuestra confianza esperanzados en que hay otra forma de hacer política y de dirigir la economía de un país, esperemos que en el año y medio que queda de legislatura se hagan de nuevo merecedores de la O de su nombre y de nuestra confianza, vuelvan por la senda que nunca deberían haber abandonado, legislen de acuerdo a unos principios y una idea de estado y se mantengan firmes en ellos ante las presiones y los consejos de aquellos que pretenden gobernar en la sombra y cuya voracidad no tiene límites.

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