viernes, 10 de septiembre de 2010

UNA DULCE Y DORADA JUBILACIÓN

Roger Vangheluwe, este es el nombre. Lamentablemente es tan sólo uno más de todos aquellos miembros de la iglesia católica que, haciendo uso de su posición y su acceso a hospicios e instituciones de acogida, a colegios o simplemente en sus correspondientes parroquias, han abusado y abusan de niños, de menores indefensos ante las garras de semejantes energúmenos. Muchas veces sus actos fueron denunciados por las propias víctimas y cayeron en saco roto ante la incredulidad de aquellos que escuchaban los abusos cometidos por los monstuos de las sotanas. ¿Cómo podía ser eso posible? Serían imaginaciones de los niños seguramente.
Hoy en día, y ante el incesante número de investigaciones que han demostrado los execrables hechos durante tanto tiempo silenciados, ya no cabe la posibilidad de que no se les de credibilidad y caigan en el olvido. Y el ojo de la opinión pública está vigilante ante semejantes crímenes.
En el caso del tal Roger, él como obispo de Brujas, permitió durante años los abusos a menores perpetrados por miembros de su diócesis y de los que él también fue partícipe, como él mismo reconoció, motivo por el cual fue cesado en sus funciones.
La razón por la que semejante - no encuentro el calificativo adecuado para expresar mi repugnacia - individuo se asoma a este blog es que no sólo no dará cuenta de sus actos ante la justicia belga porque sus delitos han prescrito, sino que a su retiro en una abadía belga próxima al lugar donde transcurrieron los abusos y próxima por tanto a muchas de las víctimas, sumará una pensión vitalicia de dos mil ochocientos euros mensuales.
Lo dicho una dulce y dorada jubilación para el criminal que cuenta, una vez más, con el beneplácito del vaticano; que no sólo silenció y tapó éste y muchos otros hechos, sino que además acoge a los culpables en sus propiedades ofreciéndoles un lugar donde pasar confortablemente el resto de sus días.

1 comentario:

Freddy dijo...

Qué crueldad, y cinismo, eso no es humano.

Abrazos, Luiso, dónde estás, como estás.

Freddy