ERAMOS POCOS...

El diccionario castellano tiene una fuente inagotable de sabiduría en el refranero popular. Entre los muchos refranes que éste contiene hay uno que me sirve de inspiración para estas líneas:
"Éramos pocos y parió la abuela"
Lo que nos viene a indicar que si ya el jaleo es grande de por si, llega entonces la noticia del altamemente improbable embarazo de la decana de la familia y el posterior alumbramiento da una nueva vuelta de tuerca al caótico desorden familiar.
Si ya aquí el ambiente de crispación, al que las huestes del inefable se han empeñado en llevarnos, desplegando una especie de guerra de guerrillas donde ora ataco aquí ora acá. Llega el personaje en cuestión a Calatayud y acontece el alumbramiento, y parió, no ya la abuela, si no el abuelo, lo que exponencialmente aumenta la crispación con cada contracción de su emponzoñada garganta empeñada de vez en cuando a lanzar proclamas apocalípticas.
Transcribo: "Si no se vota al pp se está llevando a eta a las instituciones". "El gobierno socialista nos lleva con su actuación a remontarnos a hace setenta años, a la guerra cívil".
Por favor, pido que este personaje se marche a georgetown a dar conferencias, a poner los píes sobre la mesa de Bush, al sotano de la faes o a su puta casa si lo prefiere, pero se calle de una vez.
Y en esta ocasión la excusa de haberse tomado un vino de más no cuela.
¡Fascista! Con cada vomitona de odio que sale por tu boca no ya sólo crispas ý generas más odio, si no que insultas a esta democracia y a la inteligencia de millones de españoles que piensan de una foma diametralmente opuesta a la tuya, y esa vulneración de la libertad de expresión y pensamiento no tiene otra palabra: Fascismo.